Los popularmente
conocidos autobuses ‘coloraos’ circulaban ayer con un cartel de ‘servicios
mínimos’, situado en sus lunas delanteras. Estaban en huelga, pese a que pocos
ciudadanos lo sabían.
Sólo salió un autocar por
cada una de las ocho líneas que operan los domingos. «Nuestra intención es
mostrar a la ciudadanía nuestros problemas», afirmaba Miguel Cano, presidente
del Comité de Empresa y también dirigente de USO.
Cano se quejaba sobre que
el horario que les imponían no era el adecuado para los conductores.
Sin embargo, el motivo de
la huelga no es sólo la reivindicación de un «horario razonable», sino que
además los trabajadores lamentan que la dirección «regula los trayectos con el
mayor tiempo posible» en las líneas C1, C2 y C5.
«Eso hace que vayamos
despacio, a 10 kilómetros por hora, que nos retengamos más de la cuenta; una
situación absurda», según Cano. Algunos trabajadores más se quejan por esa
misma situación en cuanto a la duración de los trayectos.
Piden una solución y la
retirada de los expedientes abiertos a algunos trabajadores. Por eso van a la
huelga, pero «pacífica y light», sin incidencias, según Cano. «No queremos
molestar a ningún pasajero, ellos no tienen que pagar los platos rotos».
En mi opinión, me parece
bien la huelga que hicieron los trabajadores de esta línea de autobuses, porque
todo trabajador merece un horario justo para así dedicarle también tiempo a su
vida privada, y además esta línea de autobuses necesita que sus servicios sean
más rápidos y eficientes.
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